Metro 2033, basado en la novela del mismo nombre, continúa en esta secuela que nos vuelve a llevar a un Moscú post-apocalíptico en el que los pocos supervivientes se refugian de los mutantes y otras amenazas en los túneles de metro de la capital rusa. Metro: Last Light ejerce de puente entre los sucesos del primer juego y la novela Metro 2034, enfrentándonos a la amenaza de los mutantes combinando de nuevo acción en primera persona y una fuerte narrativa que nos hará engancharnos al mando.
Metro 2033 fue uno de esos videojuegos que nos pilló totalmente por sorpresa cuando se lanzó hace tres años. La versión interactiva de la novela del mismo nombre era una aventura de acción en primera persona con mucha personalidad, con una ambientación sobrecogedora, con una buena historia y con un apartado gráfico sorprendente. Sin embargo, tampoco se libraba de ciertos problemas que no podían pasarse por alto, como una optimización deficiente en PC, una IA nula, varios bugs, una excesiva linealidad y unas fases de sigilo tediosas y desesperantes. Ahora, 4A Games vuelve a la carga con el fin de volver a ofrecernos una experiencia que mantenga la calidad de la primera parte y solucione al mismo tiempo todos sus errores. Si queréis saber si lo han conseguido o no, no tenéis más que seguir leyendo.
La última esperanza de la humanidad
A diferencia de Metro 2033, Last Light no sigue los hechos de ninguna novela, sino que se trata de una historia totalmente original, pensada para servir como puente entre la anterior entrega y la novela Metro 2034. Esto podría disparar las alarmas de muchos, aunque podemos decir que podéis estar tranquilos, Dmitry Glukhovsky, el escritor de los libros, ha estado presente en su desarrollo y elaborando el guion, y creednos, es algo que se nota.
La calidad narrativa de la que goza esta secuela está fuera de toda duda y su historia ya nos habrá atrapado antes de que nos demos cuenta. Este es uno de sus puntos fuertes y realmente consigue que nos sintamos en un mundo post-apocalíptico donde la superficie terrestre ha quedado inhabitable y la humanidad intenta sobrevivir en los túneles del metro. Los personajes están bien desarrollados y si prestamos atención nos enteraremos de muchos detalles adicionales que añaden más valor al conjunto. Eso sí, al igual que ocurría en la primera entrega, la historia es la encargada de marcar el ritmo del juego, por lo que si esperáis un título de gatillo fácil y frenético donde disparar a cada minuto, podéis llevaros una decepción.
Por pedir nos hubiera gustado que Artyom (quien repite en el papel del protagonista) interviniera en las conversaciones para no tener la sensación constante de escuchar monólogos, aunque a fin de cuentas esta es otra forma de intentar conectar con nosotros para que nos sintamos los protagonistas absolutos. Al menos podremos saber lo que piensa en las pantallas de carga y en los apuntes de nuestro diario.
Entrando ya en lo que es su jugabilidad, lo primero que tenemos que comentar es que Metro: Last Light engaña mucho en sus inicios. La primera hora de juego resulta demasiado aburrida y muy pesada, y lo único a lo que nos dedicaremos será a avanzar por múltiples pasillos siguiendo a otro personaje, viendo infinidad de scripts, participando en tiroteos (pocos, muy pocos) que nuestro acompañante es capaz de resolver él solo sin que disparemos casi, etcétera. Y todo ello en pantallas de apenas cinco minutos que no paran de cortarnos el ritmo cuando parece que el juego empieza a despegar. De hecho hay un par de niveles en este tramo dedicados únicamente a mostrarnos un script muy espectacular sin que haya nada más que podamos hacer antes de que vuelva a salir la pantalla de carga.
Gráficos: | 9 | Jugabilidad: | 8 |
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Sonido: | 9.5 | Diversión: | 8.5 |
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